Archivos diarios: 11/06/2012

Gigante-chiquito

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Hoy voy a escribir de encuentros con gigantes que salvan. Sé que si los pongo todos, no me alcanzarían las palabras, así que decido que los primeros 5 que me lleguen a la memoria en este momento (Guardo solo la inicial de sus nombres) son los que quedarán plasmados en esta entrada:

Ch: gigante de 2 años, y medio metro del piso.Venís con esa sonrisa infinita a las 8 de la mañana, y los brazos abiertos de ese modo para dejarte querer así; esperarte en la puerta es un privilegio que me otorgo… es que no quiero privarme de tu abrazo.

N: apurando el paso para posicionarte cerca mío, tomarme la mano y pedir sin más, caricias en tu cara y en tu pelo. Me tomás las dos manos, no vaya a ser que a otro se le ocurra que también quiere mimos y tenga que repartirme. Y entonces me doy cuenta: este rato, este segundo, este momento es solo tuyo…y no: también es mío. Gigante  rezongón y miel, me regalás el darme cuenta que es bueno estar con todo el ser en el instante y lugar en que se está.

B: de vos ya escribí otras veces, pero nadie sabe. Cuando tus ojos brillan de alegría ¡hacen magia! Es así. Puedo ser feliz solo con verte reír con ganas,  haciendo monerías, desplegando ocurrencias. «¿Por que te sentás al lado mío para comer?» -me preguntaste- te dije que no había más lugar en la mesa, pero en verdad quería sentarme cerca tuyo, es que quiero aprender de tu alegría en medio de tantas cosas que te juegan en contra.

-J: Te quiero. Canto, cantamos todos, y te veo disfrutar! basta que termine la canción para que preguntes con esos ojos grandes «¿o no que yo canté «juerte» seño?«. Te digo que sí, que cantaste hermoso, que sos tan lindo. Te hago un guiño y levantás el pulgar en gesto de «lo sabía, canté hermoso».  Cuando te miramos  te sentís tan seguro, tan lindo, tan listo… y sin embargo tus «no-puedo-no-me-sale» tienen demasiada costumbre en tus labios. Quiero decirte que podés todo, que te sale todo, que vas a lograrlo… «con pacencia ¿o no seño?» como vos decís y la seño te enseñó…

JP:  te traen a dirección. Metiste la pata y no te alcanzan las manos para taparte la cara y esconderte. La seño se va y te deja conmigo. Te digo que es importante que hablemos  para que me cuentes  y aprender de lo que pasó. Empezás a hablar como si tuvieras 46 años,,,je. Se supone que tengo que estar seria, tengo que explicarte que lo hiciste no estuvo nada bien; pero ya veo que te diste cuenta. Hablamos de otras cosas, querés contarme. Gigante devenido en hermano mayor apenas hace unos días, desdramatizás la historia en dos segundos, y me hacés disfrutar de tu conversación.

 Este día estuvo lleno de regalos en la Guardería. Doy gracias por el privilegio de trabajar en este lugar, de ser docente. Gracias por la vida de los chicos que llegan a nosotros. Gigantes de 2, 3, 4, y 5 años que llenan de sentido cada día y nos animan a seguir apostando por un mundo mejor.